Fumando a solas, con el ceño fruncido y el cuello del abrigo alzado, cualquiera diría que Colin Farrell (Dublín, Irlanda, 1976) está posando, pero nada que ver con la realidad. El actor, a quien vimos convertirse en gran estrella a principios de siglo para luego prácticamente desaparecer, está en un descanso de la sesión de fotos para ICON en Londres. Es así de dedicado, hasta cuando no hay fotógrafos. Dolce & Gabbana no podrían haber elegido mejor embajador para una fragancia masculina bautizada Intenso. Farrell lo es. Pero también es entretenido y sin filtros. Sentarse con él es como beberse una pinta con el tipo más guai del pub. Palabrotas, carcajadas y efusividad. Pero también la sospecha de que las cosas se pueden torcer a la mínima. Este nuevo amigo es la monda, pero ojo con cabrearlo.
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