Los inuit y los mapuches reverencian a los chamanes, en Japón están las geishas, y los budistas tibetanos tienen esos adorables lamas. En España, en cambio, esa categoría sociológica separada, ese estatus casi mágico, está formado por las folclóricas y los presidentes de los clubes de fútbol. La historia de los dirigentes futboleros de los últimos treinta años es la crónica de la España de la Transición, de la cultura del pelotazo, las recalificaciones urbanísticas, las comisiones y el tráfico de influencias. En ningún lugar se aprecia más claramente la muerte de las ideologías, la colisión entre el capitalismo rampante y el caciquismo celtibérico, que en los palcos de los grandes estadios de fútbol.
Pero, como por arte de la Comisión Europea, en los últimos meses asistimos horrorizados a una lluvia de ataques que amenaza con hacer de esta poderosa casta una especie en extinción. ¿Llega la tecnocracia a las instituciones deportivas? ¿En qué modificará el desembarco de los petrodólares a nuestra manera de gobernar el fútbol?
Hablamos de un país, recordemos, donde la máxima autoridad federativa del deporte rey es un hombre con tendencia a la narcolepsia que no sabe pronunciar la palabra “fútbol”. Donde ya antes de la crisis, jugadores profesionales pero humildes se declaraban en huelga de hambre y plantillas al completo se encerraban o se negaban a jugar, como hizo la semana pasada el Racing de Santander, para exigir que se les pagara el sueldo adeudado.
Hoy, si un indulto no lo remedia, un expresidente está a punto de entrar en la cárcel y otro está a la espera de ser imputado, como si de una Infanta se tratara. Tenemos presidentes que son socios de un club rival, como Ángel Torres del Getafe, y tuvimos uno interino que anunció un chorreo poco antes de que su equipo perdiera por 4-0, pero la fauna presidencial española da para mucho más. Lo que sigue es un top ten de presidentes de fútbol por orden ascendente de esperpento peninsular.
10. José María Del Nido (Sevilla FC, 2002-2013)
Duro negociador, Del Nido fue junto a su director deportivo Monchi el artífice de los mejores años de la historia del Sevilla. Su estrategia mercantil era tan primitiva como efectiva: compraba barato y vendía caro. Según el Tribunal Supremo, en cambio, como abogado no ha sido tan brillante. Vinculado de joven con el partido de extrema derecha Fuerza Nueva, ha sido condenado a siete años de prisión por sus negocios con su amigo y entonces alcalde de Marbella, Julián Muñoz. En las últimas semanas, otro oscuro personaje con pasado también en Fuerza Nueva, el presidente de la Liga de Fútbol profesional, Javier Tebas, ha promovido una bochornosa recogida de firmas a favor de la concesión de un indulto para Del Nido.
Su minuto de gloria: “La deuda es calderilla”, refiriéndose a los 7.000 millones de pesetas que debía el club cuando él accedió a la presidencia.
9. Joan Laporta (FC Barcelona, 2003-2010)
Laporta es un personaje tan excesivo como puede dar "el seny i la rauxa". Llegó al Barcelona para vivir los mejores años de su vida, y de paso para ponerse "com un bacó" (como un cerdo) con los canapés. Y a fe que lo consiguió. Invirtió la tendencia perdedora del Barça a lomos de Ronaldinho, Guardiola y Messi, pero no pudo evitar salir por la puerta de atrás y con cuentas pendientes con la justicia, como el 90% de los presidentes del fútbol. Hoy anda metido en política, trabajando por la independencia de Cataluña, y no se esconde en pegarse la buena vida. Si toca liarse la corbata a la cabeza o bañarse en champán francés, pues adelante.
Su minuto de gloria: Quedarse en calzoncillos en un control de seguridad del aeropuerto porque éste no cesaba de sonar a su paso. ¡Al loro!
8. César Augusto Lendoiro (Deportivo de La Coruña, 1988-2014)
El último de los románticos, un presidente al estilo caudillo que acaba de dejar la presidencia del Deportivo de La Coruña tras un mandato de 25 años. Llevó al equipo gallego de los últimos puestos de Segunda al título de Primera División y, sin embargo, ha dejado el club de nuevo en Segunda y en concurso de acreedores con 160 millones de euros de deuda, a un paso de desaparecer.
Su minuto de gloria: La leyenda dice que cada vez que accedía a negociar con algún club que deseaba ficharle un jugador, Lendoiro se llevaba a los dirigentes rivales de cena hasta altas horas de la madrugada. Doblegaba sus voluntades a base de marisco, albariño y orujo hasta que se aseguraba las mejores condiciones para sus intereses. A uno le pueden perseguir leyendas peores.
7. Lorenzo Sanz (Real Madrid, 1995-2000)
Su presidencia del Real Madrid transcurrió de forma relativamente plácida y bastante exitosa, pero Sanz es el prototipo del empresario inmobiliario español que se cubrió de oro a partir de prácticas más bien dudosas. Una de sus más célebres maniobras se estudia en las mejores escuelas de especuladores del mundo: en 1998 compró y vendió una parcela en el mismo día para una ganancia de 180 millones de pesetas. Posteriormente, ha sido detenido hasta en tres ocasiones por estafa y falsedad documental –un asunto con pagarés falsos por valor de 61.000 millones de pesetas– o por sacar ilegalmente obras de arte de España. De momento, siempre ha sido declarado inocente.
Su minuto de gloria: Sacar tres millones de pesetas de la taquilla del Real Madrid para jugar unas partidas de parchís con Jesús Gil.
6. Joan Gaspart (FC Barcelona, 2000-2003)
La red lleva años discutiendo si es él o si es Cristóbal Montoro quien más se parece a Montgomery Burns. En cualquier caso, el hotelero Gaspart, eterno vice de Núñez (ver nº 5), será recordado seguramente como el más inepto de los dirigentes de la historia culé a pesar de que el club fichó al niño Messi bajo su mandato. Se dejó birlar a Figo por el Real Madrid y acto seguido salió anunciando a los cuatro vientos que tenía 10.000 millones de euros para comprar dos reemplazos mediocres, y manejaba la tesorería blaugrana y trapicheaba con las comisiones a la voz de “Chusín, el precio lo pongo yo”.
Su minuto de gloria: De regreso de una derrota en Vigo en 2003, Gaspart se encuentra en el aeropuerto del Prat con decenas de periodistas y un pequeño grupo de aficionados que le exigían la dimisión. Visiblemente afectado, los despacha con una frase difícil de replicar: “Por caridad humana, ¿podéis dejarme tranquilo?”.
5. Josep Lluís Núñez (FC Barcelona, 1978-2000)
Otro empresario del ladrillo, Núñez manejó el Barça con una mezcla cómica de autoritarismo y gimoteo. Obsesionado con el patrimonio, siempre tuvo una relación tumultuosa con las figuras que contrataba: fue objeto del célebre motín del Hesperia, malvendió a Maradona y Ronaldo (el brasileño), y trajo a Cruyff con la misión de cambiar el signo victimista del club para acabar echándolo de malas maneras. Ha sido condenado a seis años de prisión por sobornar a empleados de Hacienda y por falsedad documental.
Su minuto de gloria: Catalán nacido en Barakaldo, Núñez tiene tendencia a emocionarse hasta la lágrima, especialmente cuando habla de dinero.
4. Florentino Pérez (Real Madrid, 2000-2006, 2009-?)
El único de esta lista que aún ostenta el cargo, y parece que va para largo. Es el poder capitalino y cortesano en mayúsculas, que aterrizó en el Real Madrid presumiendo de chequera y contactos. Solo la presión de los malos resultados le hicieron apartarse de la presidencia temporalmente, pero desde que volvió en 2009 ha barrido del mapa cualquier tipo de oposición hasta el punto de que se han acabado las elecciones en el club y su figura ostenta porcentajes de aceptación propios de un dictador norcoreano.
Detrás de su aspecto de gestor insípido, Pérez es, según lo define el periodista Juan Carlos Escudier en su libro “Florentino Pérez. Retrato de un conseguidor”, un hombre “prepotente, colérico y vengativo”, que “persigue a los concejales de Urbanismo, adula a los ministros y a los presidentes y presiona a los periodistas”. Su gran obra, además de echar a Vicente del Bosque después de que ganara la Novena Copa de Europa, es el pelotazo, con polémica recalificación de por medio, de la antigua ciudad deportiva. Una operación que supuso 501 millones de euros para el club, así como unas cuantas concesiones de obras a su empresa ACS.
Su minuto de gloria: Pérez es poco dado al histrionismo, así que probablemente el momento que mejor lo retrata fue el que protagonizó Emilio Butragueño, Director de Relaciones Externas del club, cuando lo definió como “un ser superior”.
3. José María Ruiz Mateos (Rayo Vallecano, 1991-1994)
Comprar y presidir el Rayo tal vez haya sido el menos mediático y célebre de los muchos escándalos de este empresario gaditano aficionado a los disfraces. De hecho, en su lugar tal vez debiera estar su señora esposa, a quien él cedió la presidencia y cuyo nombre figuró en el estadio desde 2001 hasta 2011. Doña Teresa Rivero, madre de trece hijos, reconocía que no tenía ni idea de fútbol y tenía tendencia a quedarse dormida en el palco, y aún así bajo su mandato el club vallecano vivió algunos de los mejores años de su historia. Pero, como todo lo que toca Ruiz Mateos, el asunto acabó de mala manera en los juzgados.
Su minuto de gloria: Paradójicamente, en lo que respecta al Rayo Vallecano Ruiz Mateos mantuvo siempre un perfil bajo. Sin embargo, no pudo evitar la tentación de filmar un anuncio para flan Dhul, empresa que él poseía y que patrocinaba al club, en el que vestido de corto le chutaba un penalti a un miedoso Miguel Boyer. Tras transformar la pena máxima, Ruiz Mateos celebraba el gol compartiendo un flan con Isabel Preysler.
2. Manuel Ruiz de Lopera (Real Betis Balompié, 1995-2006)
Presidente con vocación de costalero, la manera de gobernar de Lopera no solo era anticuada o caciquil, sino que además estaba imbuida de un hálito esotérico. Don Manué se presentaba como un mártir del beticismo, que dirigía el club sevillano frente a todo tipo de adversidades, como una penitencia divina con la misión de sacarlo de la miseria y llevarlo a la tierra prometida. Entre constantes alusiones al Cristo del Gran Poder y delirantes ruedas de prensa, Lopera le puso su nombre al estadio y, según la Audiencia Provincial de Sevilla, usó el Betis para defraudar a Hacienda. Tiene pendiente otra acusación por enriquecerse ilícitamente con el club.
Su minuto de gloria: “Yo soy diabético, es decir, dos veces bético”.
1. Jesús Gil y Gil (Atlético de Madrid, 1987-2003)
Es, aún después de muerto, una suerte de vórtice que compila todo el exceso y el matonismo que representaba ser presidente de un club de fútbol en España en los ochenta y noventa. Resulta imposible exagerar al hablar de los hitos de su presidencia o de su proyección populista. Lo mismo fundaba un partido, el GIL, y gobernaba Marbella como un cortijo que presentaba un programa de televisión desde un jacuzzi rodeado de velinas, se liaba a mamporros con el gerente del Compostela o profería insultos racistas contra un jugador de su propio equipo. Tal vez el Lute acumulara más condenas que Jesús Gil, pero las de este último eran más pintorescas, desde homicidio involuntario hasta malversación de fondos públicos, estafa o prevaricación. Y tal y tal.
Su minuto de gloria: Cada español guarda en su corazoncito un recuerdo entrañable diferente de Jesús Gil, pero si hubiera que resumir su filosofía de la vida deberíamos escoger esta frase: “Mis ídolos son Jesús, Franco y el Che Guevara”.