La única chica entre los Nueve novísimos; La Nena, entre sus amigos de la Gauche Divine; la que, durante unos años era ella la que tenía un hermano escritor, Terenci de nombre artístico; la editora exquisita, la poeta siempre detrás de un cigarrillo que le hacia entrecerrar los ojos... Ana Maria Moix (Barcelona, 1947) falleció ayer en su ciudad natal tras años de dura lucha contra un cáncer.
De familia catalana, Ana Maria Moix desarrolló sin embargo toda su carrera literaria en castellano, trayectoria que inició muy joven, vinculándose a tierna edad con ese movimiento de intelectuales de izquierda pero de casa bien que sacudió la rancia cultura franquista de los años 60 y 70 que inundaba Barcelona.Allí hizo algunos de sus grandes amigos, como fueron los editores Carlos Barral y Esther Tusquets, Pere Gimferrer, Félix de Azúa y Ana María Matute
Así, con 22 años debutó por partida doble con sus dos pasiones: la poesía y la narrativa. Se trataba de Baladas para el dulce Jim y Julia. Sería el inicio de una obra como escritora que sumaría una quincena de obras en total y que le reportaron, entre otras, el premio ciutat de Barcelona los años 1985 y 1995.
Su labor como editora, que desarrolló entre otras en Ediciones B, junto a esa trayectoria, le valieron la Creu de Sant Jordi.