“Bretón nunca era cariñoso con los hijos. Recuerdo uno de los últimos días en El Portil, él rechazó a su hija con desprecio y la bajó de sus rodillas. Otra vez, le dio una torta en la boca a José por no comer. Yo le dije que no lo hiciera más”. Este es uno de los episodios familiares que Ruth Ortiz ha recordado este miércoles durante su declaración en el juicio contra su exmarido, José Bretón, único imputado por el posible asesinato de sus hijos Ruth y José en 2011. Ortiz se afana en desmontar la imagen de buen padre y marido que Bretón intentó transmitir ayer al jurado. “No es cierto que él haya criado a sus hijos. Antes de que entraran en la guardería, los hemos cuidado mi madre y yo. Bretón ha hecho lo normal”, asegura. “Bretón decía que cuando yo llegara a casa los niños eran para mí”, agrega.
Durante su declaración en la Audiencia de Córdoba, la madre de los pequeños, quien pidió que se instalara un biombo en la sala para no ver al acusado, ha puesto en duda que Bretón perdiera a sus hijos en un descuido en el parque. “Él no dejaba a los niños actuar como niños. Jamás dejaba que los niños fuesen solos. Siempre agarrados de la mano”, explica.
La madre de Ruth y José también ha intentado desmentir las palabras del padre en las que aseguraba que al llegar a Las Quemadillas el día 8 de octubre sus hijos permanecieron dormidos en el coche. “Es cierto que mis hijos se solían quedar dormidos en el coche en los viajes entre Córdoba y Huelva pero luego se despertaban. Nunca se han quedado dormidos más de tres horas tras pararse. No sería imposible pero nunca ha pasado”, afirma.
Parte de su declaración ha versado sobre todo el proceso de separación. “Cuando le dije que le dejaba se lo tomó fatal. Cogió unas cuantas cosas y se fue para Córdoba. A mí me pareció bien, era su obsesión, pero no estaba previsto. Así que me preocupé porque estaba alterado. Quitó las sillas de los niños del coche y las dejó en el porche”, recuerda. “En Huelva, me dijo que todo iba a cambiar. Yo le dije que no. Me llamó insistentemente y al final le dije por teléfono: 'José, quiero la separación'. Me dijo que no le hiciera eso”, añade, a lo que suma que Bretón le pidió, al menos, estar con los niños. “Mi matrimonio no se puede calificar de vida. Era infeliz. Estaba anulada”, resume.
Ortiz ha definido a su exmarido como una persona muy rencorosa. “Siempre decía que quien le hiciese daño, le hacía la vida imposible. Ha llegado a querer romper relaciones con amigos suyos de toda la vida por simples bromas”, ha señalado en la que es la tercera sesión del juicio. Además, y según le dijo su psicólogo, Ortiz afirma que era un hombre muy controlador. “Ni podía ver a mi hermana”, señala, tras recordar el alejamiento de Bretón con su familia. "El último mes antes de la separación yo estaba anulada, era como un robot. Era completamente rígido, obsesivo y controlador con los niños. Los niños, al final, le temían. No les dejaba comportarse como niños. Les veía como una carga en nuestra relación", asegura Ortiz a preguntas de su abogada.