“Oña es la flor de estos valles...”. Así comienza una representación que nació en 1988 y se ha convertido en una de las citas imprescindibles del verano. Juan Ruiz Carcedo escribió la trama inicial del Cronicón de Oña, un libreto no cerrado, que permite incorporar personajes y escenas, buscando la mayor fidelidad a los hechos.
Los vecinos de la localidad burgalesa lo interpretan en la iglesia abacial de San Salvador, fundada por Sancho García en el año 1011 y, en concreto, en la capilla mayor y los dos panteones –de monarcas y condes– que la flanquean. No podía ser más apropiado, porque lo que narra es el nacimiento de este monasterio y la historia de algunos de los personajes aquí enterrados, como los reyes Sancho III el Mayor de Navarra y Sancho II el Fuerte de Castilla.
El Misterio de Obanos (Navarra) y las Crónicas Najerenses, en La Rioja, están en el germen de una iniciativa que 25 años después ha cuajado en un espléndido espectáculo teatral, interpretado por actores y actrices no profesionales y en el que destaca la belleza de su vestuario, los juegos de luz y sonido y la insuperable escenografía natural, impregnada por las oraciones medievales de los monjes benedictinos.
El montaje inicial estuvo a cargo de Roberto Carpio, que contó desde el primer momento con la complicidad de las gentes de la villa, cuya implicación es total: colaboran más de doscientas personas, en un censo que no llega a los mil habitantes.
Los espectadores habituales echarán de menos en esta ocasión a José Ignacio Molinuevo (conde Sancho García), Saturnino Pérez (san Íñigo) y Eduardo Acebes (Suleyman), intérpretes desde el primer día. Savia nueva para una puesta en escena, dirigida por Amaya Curieses, que siempre ha mostrado especial interés en incorporar a los niños, garantía de su continuidad.
Fechas: 14 al 18 de agosto, a las 22.00.
Entradas: www.elcronicondeona.com y 947 300 462.